Donando voy en… ¡MADRID!

Hace unas semanas nos desplazamos a Madrid para asistir al 8ª Congreso de Distribución Urbana de AECOC y visitar las instalaciones de CHEP España, lo que me posibilitó tener libre la tarde/noche del 14 de Marzo para poder ir a donar. ¡Mi 1ª donación de 2017! 🙂

Ésta ha sido una experiencia especial, porque días antes decidí que crearía este blog, por lo que mis expectativas eran altas y llegué a Madrid con la ilusión de una chiquilla con su juguete nuevo.

Lo primero que hice fue googlear “donación sangre Madrid” para ver cómo hacer compatible donar sangre con mi agenda de trabajo, y afortunadamente en la 2ª entrada está toda la info clara y fácil de localizar: http://www.madrid.org/cs/Satellite?cid=1259569862700&pagename=PortalSalud/Page/PTSA_pintarContenidoFinal

Por cercanía a nuestro hotel y por la amplitud de horarios elegí ir a donar a la unidad móvil de Puerta del Sol.

En esta unidad móvil gestionan aproximadamente de unas 80 donaciones/día y trabajan 5 personas: conductor (Óscar), administrativo (Paloma), médico (Chilly), enfermero (Adrián) y un técnico (Sara). A todos ellos gracias por su calidez y profesionalidad. 🙂

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Como os podéis imaginar, estar en un lugar tan turístico y céntrico como la Puerta de Sol es siempre una “fiesta”, os puedo contar que mientras estuve allí la cosa estuvo muy animada: además de mimos, malabaristas, un mariachi, un furgón de la policía y cientos de turistas, en ese ratito también acudió una mini-manifestación en contra de la actividad nuclear y un camión de bomberos a atender una urgencia en un piso…

Hablando con el personal que me atendió, me sorprendió la cantidad de personas que se acercan a la unidad móvil para donar sólo porque “si donas te dan un bocata”. Justo en esta unidad no tienen comida y lo que ofrecen para recuperar es un refresco, pero es impactante y triste pensar en la cantidad de gente que necesita comida ahora, ya mismo, y además tiene una consecuencia en las donaciones en sí, el pensamiento: “si dono me dan un bocata gratis así qué… cuánto más dono, más bocatas”, acarrea que haya que controlar muy bien la cantidad de donaciones  que realiza cada persona al año (recordad que se pueden realizar máximo 3 en el caso de las mujeres y máximo 4 en el caso de los hombres, y separadas en el tiempo por mínimo dos meses).

Lo que no sabía es que en la Comunidad de Madrid la gestión de donación de sangre en unidades móviles está exclusivamente a cargo de Cruz Roja desde 2014, mientras que las donaciones en hospitales siguen siendo gestionadas por el Centro de Trasfusión de la Comunidad de Madrid. Este hecho ha ocasionado un conflicto que sigue abierto. Os dejo aquí mismo dos links con las dos versiones, de la asociación de Empleados del Centro de Trasfusión de Madrid y de Cruz Roja.

Más allá del conflicto en sí, hay dos consecuencias que me han hecho pensar:

  • Durante la donación y mientras hablábamos de este tema, Adrián, Óscar, Paloma y los demás me comentaban que es habitual que entre gente en la unidad móvil a insultarles por “vender sangre” y en más de una ocasión ha tenido que intervenir la policía para tranquilizar los ánimos. Aquí da igual quién tiene razón y quién no. Las personas no podemos perdernos el respeto de esa manera y más cuándo es hacia trabajadores en los cuáles no recae la posibilidad de actuar sobre ese convenio. Luchar por nuestros derechos nunca debe derivarse en transgredir los derechos de los demás, así perdemos toda nuestra autoridad moral.
  • Donar sangre no tiene precio pero CUESTA DINERO (lo hagas dónde lo hagas). En concreto en Madrid en 2013 se fijó el coste de 95€. Yo que estoy habituada a trabajar con presupuestos y soy sensible a los costes en mi rutina diaria ni me había planteado el coste, porque habitualmente no lo vemos, lo que me hace reflexionar sobre la magnitud de nuestro sistema sanitario y los beneficios que damos casi por sentado.

Después de la donación, mi compañera Belén y yo repusimos fuerzas disfrutando de esa maravillosa y ecléctica ciudad que es Madrid, eso sí, sin alcohol de por medio, que acababa de donar.

Arantza Bárcena. The family supply chain.

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